En la historia del boxeo, pocos relatos resuenan tan profundamente como el de Jaime Ernesto «Golden Boy» Valladares. Nacido el 2 de septiembre de 1936 en Quito, Ecuador, Valladares se convirtió en un icono nacional durante la edad de oro del boxeo ecuatoriano, una época en la que este deporte cautivó los corazones de muchos. Su trayectoria desde joven prometedor hasta figura querida en su patria es a la vez inspiradora y trágica, y resume los altibajos de una vida dedicada a este deporte.
Valladares comenzó su carrera boxística con sólo 15 años, haciéndose profesional el 12 de febrero de 1952. Durante los siguientes 27 años, participó en 76 combates, acumulando un impresionante récord de 59 victorias, 33 por KO, junto con 6 derrotas y 11 empates. Su capacidad para atraer multitudes en lugares como la plaza de toros de Iquito y el estadio Estadio Julio Car Hidalgo le convirtió en un héroe local, creando un ambiente en el que «toda la ciudad se paralizaba» cada vez que luchaba.
A pesar de sus impresionantes logros, Valladares nunca ostentó un título mundial. Su carrera incluyó importantes victorias contra púgiles de renombre, como el boxeador estadounidense Don Johnson y el boxeador colombiano Antonio Herrera. Sin embargo, fue su rivalidad con el también boxeador ecuatoriano Eugenio Espinoza la que cautivó al público. Su primer enfrentamiento en 1963, que terminó con un nocaut en el octavo asalto para Espinoza, fue un momento histórico, ya que enfrentó a dos boxeadores invictos ante un público entusiasta.
Las aspiraciones de Valladares alcanzaron su cenit en octubre de 1968, cuando se enfrentó a Hiroshi Kobayashi por el AMB y CMB Superpluma en el Nippon Budokan de Tokio. El combate fue retransmitido en todo Ecuador, y los aficionados se apiñaron en torno a las radios para escucharlo atentamente. Aunque Valladares luchó valientemente, sufrió dos derribos y al final perdió por decisión unánime, lo que marcó un importante punto de inflexión en su carrera.
Tras el combate por el título, la carrera de Valladares empezó a declinar. Las lesiones y las dificultades económicas le acosaron, y luchó por recuperar su forma. Su último combate profesional tuvo lugar en 1979, en el que ganó por descalificación, pero el combate no sirvió para reavivar su éxito anterior. Para entonces, Valladares se enfrentaba a graves problemas económicos, agravados por la marcha de su familia a Estados Unidos, lo que le dejó aislado y en apuros.
Tras retirarse, Valladares se enfrentó a las duras realidades de la vida fuera del ring. Vivía en la pobreza, con sólo una modesta pensión de 300 dólares para mantenerse. El boxeador que una vez llenó estadios ahora se encontraba solo, dependiendo de los recuerdos de sus días de gloria. Valladares intentó seguir vinculado al deporte entrenando a jóvenes boxeadores en el Coliseo Julio Car Hidalgo, pero aquello estaba muy lejos de la vibrante carrera que había disfrutado antaño.
Valladares falleció el 20 de enero de 2003, a la edad de 66 años, al parecer de un ataque al corazón. Trágicamente, murió solo en su apartamento, y su cuerpo permaneció tres días sin ser descubierto. Cuando lo encontraron, los restos de su otrora célebre vida eran dolorosamente escuetos: unos cuantos trofeos rotos, algunas medallas deslustradas y un cuadro religioso que reflejaba su devota fe.
Su funeral, financiado por antiguos rivales como Espinoza y el también boxeador Daniel Guanínatrajo a una multitud de la élite deportiva de Ecuador, pero hubo una notable ausencia de familiares, lo que puso de relieve la soledad que caracterizó sus últimos años. La historia de su vida es un agridulce recordatorio de la fugacidad de la fama y la fortuna en el deporte.
El historial boxístico de Valladares muestra los altibajos de su carrera, con combates notables como:
- Pérdida ante Hiroshi Kobayashi (5 de octubre de 1968) – Valladares luchó valientemente, pero fue derribado dos veces y perdió por decisión unánime en 15 asaltos. Ver el combate AQUÍ
- Victoria contra Don Johnson (14 de febrero de 1965) – Una victoria importante que impulsó a Valladares en la clasificación mundial.
- Empate con Vicente Derado (21 de marzo de 1965) – Un intenso combate que puso de manifiesto la resistencia de Valladares.
- Pérdida ante Ramiro Bolaños (1 de diciembre de 1970) – Un duro nocaut que marcó el declive de su competitividad.
- Combate final contra Pascual Silva (21 de abril de 1979) – Una victoria por descalificación ante una multitud, una despedida agridulce de su carrera boxística.
Jaime Valladares, el «Chico de Oro«del boxeo ecuatoriano, sigue siendo una figura importante en la historia de este deporte. Su legado sirve como conmovedor recordatorio de los triunfos y las luchas que definen la trayectoria de un atleta. Aunque su carrera trajo alegría a muchos, su vida posterior refleja las duras realidades a las que se enfrentan quienes se dedican a este deporte, dejando tras de sí un legado de inspiración, esperanza y tragedia.