Por eso libran los combates: en el ring, y no en X o en papel.
Antes del gran combate por el título de los pesos pesados de la FIB entre Anthony Joshua (28-4, 25 KO) y Daniel Dubois (22-2, 21 KO), muchos pensaban que Joshua pasaría por encima de su oponente.
Tardó unos instantes, pero esos pensamientos se disiparon rápidamente. Joshua fue derribado al final del primer asalto y perdió el equilibrio y las piernas. Dubois mantuvo la compostura y el control, realizando su mejor actuación hasta la fecha.
Dubois dejó caer a Joshua en el tercero y parecía tenerlo fuera, pero Joshua siguió mostrando corazón y empujando.
Joshua empezó a asestar buenos golpes en el cuarto, mientras Dubois parecía ralentizarse un poco.
En el quinto asalto, ambos púgiles mostraban cierto cansancio, y los dos lanzaban bombas. Cuando estaban empatados, Joshua pareció jugar con el público, y entonces conectó una derecha que dejó aturdido a Dubois.
Joshua arrinconó a Dubois y le asestó otro buen derechazo. Dubois le devolvió el golpe y conectó un derechazo en el botón que envió a Joshua contra las cuerdas.
Joshua intentó levantarse, pero no pudo superar la cuenta y, sin más, Dubois consiguió su mayor victoria.
Dubois gritó «¿No estás entretenido?» después del combate.
Ha dicho que ya verá lo que viene, pero que, al vencer a Joshua, Dubois se ha posicionado como el próximo rival del ganador del esperado enfrentamiento entre Oleksandr Usyk y Tyson Fury del 21 de diciembre, en una pelea de la que saldría un campeón indiscutible de los pesos pesados.
Joshua dijo que seguiría luchando tras la derrota, y se inclinó ante Dubois, dándole todo el mérito por la victoria.
La noche anterior al combate de los pesos pesados, tuvimos un combate de peso supermedio entre Jaime Munguia (44-1, 35, KO) y Erik Bazinyan (32-1-1, 23 KO).
En este combate, muchos creyeron que sería fácil para Munguia, ya que se enfrentaba a un luchador invicto pero conocido.
Bazinyan demostró enseguida que estaba ahí para ganar, presionando la acción con un jab y manteniéndose a una distancia lo suficientemente buena como para que los asaltos fueran reñidos.
El cambio y la diferencia en el combate se hicieron evidentes en el sexto asalto. Munguia empezó a presionar más y a golpear al cuerpo de forma consistente.
Bazinyan fue perdiendo garra en sus golpes a medida que pasaban los asaltos. Sin embargo, demostró agallas y una gran habilidad, ya que en el séptimo resultó herido, pero mantuvo la compostura y echó atrás a Munguia.
En el octavo asalto, Munguia volvió a hacer un gran trabajo, y parecía cuestión de tiempo que Bazinyan cayera al verse destrozado.
En el noveno asalto, Munguia se tomó un respiro con los consejos de la esquina y Bazinyan pareció reincorporarse al combate. Esto sólo retrasó lo inevitable.
Munguia salió disparado en el 10º asalto y no cejó en su empeño. Hirió a Bazinyan con una izquierda y lo tambaleó contra las cuerdas.
Esta vez no se echó atrás y continuó la embestida hasta que Bazinyan cayó a la lona. La cuenta llegó a 10, y Munguia respondió bien a la primera derrota de su carrera.
Cuando se le preguntó qué es lo siguiente, Munguia dijo que estaba preparado para cualquiera, mencionando a Caleb Plant y Edgar Berlanga como posibilidades.